Conózcanos un poco más: nuestra historia, nuestro logo, porqué somos una Alianza Cristiana y Misionera…
No somos una alianza política, sino una alianza fraternal de cristianos. Nos une la libertad espiritual que Jesucristo compró en la cruz del Calvario con su vida. Somos hijos de Dios y hermanos en la fe. No nos separan ni el color de la piel, ni el idioma, ni la cultura, ni la posición social ni económica; creemos que delante de Dios todos somo siguales, por eso, en nuestra iglesia encontrará amas de casa, comerciantes, docentes, empleados, estudiantes, ejecutivos, músicos, profesionales independientes, profesionales y pastores, todos unidos por su amor a Dios.
Es una Alianza Cristiana. Hemos encontrado en la persona de Jesucristo el perdón de nuestros pecado, la paz espiritual y una vida nueva y eterna. Nuestro anhelo es caminar cada día con Cristo, siendo Él el Rey y Señor de nuestras vidas. Con Su guía viviemos en un constante crecimiento espiritual que nos acerca día a día a nuestra meta: ser como Jesús reflejando Sus Virtudes y sirviendo a las personas, como Él lo hizo.
Es una Alianza Cristiana y Misionera. En el año 1881, siete personas impulsadas por un intenso amor hacia las almas que no conocían a Cristo, se lanzaron a una obra misionera. Eran personas de profunda fe cristiana, fervientes en su deseo de proclamar el Mensaje de salvación a la Humanidad sumida en el pecado y el vacío espiritual. Así fue como el Dr. Alberto B. Simpson, el fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, hizo nacer este movimiento misionero que habría de inspirar a miles de personas para llevar el mensaje: «hay Salvación en Jesucristo» a todo el mundo. Nos sigue impulsando hoy esa misma misión de predicar el evangelio en todo el mundo.
En poco más de cien años, hemos llevado las Buenas Nuevas a millones de personas en todos los continentes. Hoy contamos con miembros de nuestra familia aliancista alrededor del mundo, hablando idiomas y dialectos diferentes, sin embargo, nuestra misión aún no ha terminado. Seguimos anunciando el evangelio, presentando a Cristo como la única solución a los problemas del mundo en general y del hombre en particular.
Creemos que solamente por la muerte y la resurrección de Cristo tenemos salvación eterna.
La Biblia declara que:
Es así como el pecador se convierte en hijo de Dios, librado en la tierra de una vida gobernada por el pecado y en la eternidad del infierno. Recuerde que: no hay otro nombre debajo de los cielos por el cual podamos ser salvos – Hechos 4:12.
Creemos que solo Cristo nos puede capacitar para vivir una vida santa.
Una vida recta y pura satisface los anhelos más profundos del ser humano. Al recibir por fe a Cristo como nuestro Salvador, experimentamos un nacimiento tan real como un nacimiento físico. El Espíritu Santo nos toma bajo su cuidado y nos guía en el desarrollo de esta nueva vida, donde nos separamos del pecado y nos dedicamos a Dios. En la medida que permitimos al Espiritu Santo obrar en nuestras vidas observamos con inmensa alegría los cambios reales que Su Gran Poder Transformador produce en nosotros.
Creemos que Cristo sana hoy como lo hizo cuando vivió sobre la tierra.
Para Dios nada es difícil. Si en el principio hizo el universo por solo el poder de Su Palabra y con Sus Manos formó al hombre, ¿no podrá sanarlo? Jesucristo sanó a muchos enfermos durante su ministerio en la tierra y la Biblia enseña que Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Creemos no solamente que Cristo puede sanar, sino que efectivamente sana. La experiencia de muchos lo confirma.
Creemos que Cristo volverá corporalmente a la Tierra.
Volverá primeramente para recoger a Su Iglesia, a todos aquellos que han creído en Él y lo aman. Las profecías bíblicas relacionadas con este acontecimiento único se van cumpliendo en forma asombrosa. Creemos además que Cristo vendrá como Rey y Juez de todas las naciones. El hombre sabio se prepara para ese encuentro con su Dios.
Deseamos servir, primeramente a Dios, después a la Patria y especialmente a usted.
A Dios primero porque le amamos y porque Él merece nuestro mejor servicio. Él no nos obliga a que le sirvamos, lo hacemos voluntariamente porque deseamos agradarle y honrarle. Él conoce nuestros corazones y sabe que cuando le servimos lo hacemos con gozo y con el anhelo de servirle cada día mejor.
Deseamos servir a la Patria también. Creemos que el mejor ciudadano es aquel que obedece a Dios, habiendo experimentado una renovación de vida y carácter. Al lograra que un hombre, una mujer, una señorita, un joven o un niño tenga un encuentro con Dios logramos para la patria un ciudadano que busca con empeño una vida sana, limpia, útil y ejemplar. ¿Existe manera mejor de servir a la Patria?
Deseamos servirle a usted ¿Cómo? Respondiendo a sus preguntas, enseándole cómo orar y comunicarse con Dios y enseñándole a estudiar la Biblia. Pero por sobre todo queremos ayudarle en su encuentro personal con Cristo y experimente la renovación de su vida, todo lo que Dios le ofrece: ese poder que ha cambiado nuestras vidas desde el día en que lo aceptamos.
Por eso le invitamos cordialmente a visitarnos