«Pastor, venimos porque queremos que ustedes nos enseñen la Biblia como se la enseñan a nuestros hijos. Nos damos cuenta que ellos saben de Dios más que nosotros y queremos aprender para poder responder sus preguntas”. Este fue el saludo con el que un matrimonio llegó a la casa de los pastores Bernardini a mediados de la década de los 90. Eran padres del colegio cristiano donde Jorge y Ma. del Carmen trabajan como Capellán y Prof. de Educación Cristiana respectivamente.
Pocos días después los Bernardini abrieron su casa, aún en construcción, para dar inicio a un grupo hogareño de estudio bíblico y oración. Esa noche, alrededor de la mesa de la cocina, junto con aquel matrimonio y otra mamá del colegio plantaron la semilla que daría nacimiento a la Iglesia Alianza en Lambaré.
A medida que pasaba el tiempo se iban sumando más personas y se formaron: un segundo grupo de adultos, otro de adolescentes y jóvenes y uno de niños. Todos se reunían en diferentes hogares, días y horarios.
Quienes iban teniendo un encuentro con Dios y experimentando los maravillosos cambios que Él producía en sus vidas, sentían el deseo de reunirse todos juntos para compartir sus vivencias y también la necesidad de participar de otras actividades cristianas que los ayudaran en su crecimiento espiritual. Varias familias empezaron a asistir a la iglesia Alianza Cristiana y Misionera en Asunción, entonces pastoreada por Jorge Bernardini. Pero no todos podían hacerlo por distancia y otras razones y así comenzó a gestarse en algunos el sueño de la iglesia en Lambaré.
Vinieron años difíciles en los que diversos factores hicieron que no se dieran las condiciones para establecer la nueva congregación. A los ojos humanos parecía que lo más sensato era olvidar la idea, pero no era así a los ojos de Dios.
A principios del año 2002, los Bernardini entendieron que, a pesar de las dificultades, era el tiempo de buscar en oración la dirección específica del Señor sobre la obra en Lambaré. Sin saber que lo hacían sus pastores, varios hermanos del lugar eran movidos por el Espíritu Santo a orar individualmente por lo mismo.
Dios contestó de varias maneras, pero principalmente a través de dos pasajes bíblicos que, a juicio de los pastores y líderes aliancistas, fueron la respuesta clara y específica del Señor. «Moisés le dijo al Señor: Mira, tú me pides que yo dirija a este pueblo, pero no me dices a quien vas a enviar conmigo. También dices que tienes mucha confianza en mí y que me he ganado tu favor. Pues si esto es cierto, hazme saber tus planes, para que yo pueda tener confianza en ti y pueda seguir contando con tu favor. Ten en cuenta que este pueblo es tu pueblo. Yo mismo te acompañaré y te haré descansar, dijo el Señor. Pero Moisés le respondió: Si tú mismo no vas a acompañarnos, no nos hagas salir de aquí.»(Éxodo 33:12-15). El pastor Jorge se identificó con el diálogo entre Dios y Moisés y, junto con su esposa, se aferró a la promesa de la presencia de Dios y el descanso en Él para este nuevo desafío en su ministerio. En diciembre de ese año entregó el pastorado de la Iglesia en Asunción.
Después de un par de meses de descanso y preparación, contando sólo con una pequeña ofrenda que sirvió para comprar sillas, los pastores Bernardini obedeciendo en fe la segunda Palabra recibida: “Cuando los sacerdotes que llevan el arca del Señor de toda la tierra metan los pies en el agua, el río se dividirá… (Josué 3:9-17) dieron inicio a la nueva congregación.
El domingo 6 de abril del 2003, en una reunión unida los pastores y hermanos de la Alianza paraguaya enviaron a los esposos Bernardini y a 25 miembros de la zona de Lambaré y Villa Elisa a establecer la nueva obra.
El siguiente domingo 13 de abril, se realizó la Primera Celebración en la casa de los pastores, ¡cuya construcción gracias a Dios ya estaba terminada! Esta vez la cocina se convirtió aula de Escuela Dominical para los niños y la sala, el comedor, la oficina y el altillo en salón de culto donde se reunieron las 60 personas que asistieron ese día.
Desde ese momento la actividad de la iglesia fue completa, entre semana se realizaban los Grupos de Vida y las vigilias de oración. Los adolescentes y jóvenes se reunían los sábados en el patio de la casa pastoral para estudiar la Biblia y jugar vóley. Los domingos de clima cálido las celebraciones se hacían en el patio donde el 11 de mayo se realizaron los primeros bautismos.
Dios cumplió con sus promesas de una forma sorprendente y maravillosa. A la semana de “haber puesto los pies en el agua” la nueva iglesia recibió dos grandes bendiciones.
La primera fue una ofrenda de 1.000 dólares, proveniente de un matrimonio paraguayo, para alquilar un local. Después de un tiempo de oración y búsqueda del lugar apropiado, en el mes de agosto la iglesia se mudó a un amplio salón sobre la avenida principal de la zona.
La segunda fue una carta de la Alianza Cristiana y Misionera de Chile, en la que manifestaban su deseo de apoyar la obra enviando misioneros chilenos. Desde el 27 de junio hasta la fecha llegaron, en diferentes períodos de servicio, los queridos hermanos: Débora Parada, Erwin y Octavia Sotomayor, Sergio y Patricia Araneda. Años después vino la ayuda de la misión norteamericana con la presencia de Bruce y Silvia Harmon. Todos ellos han bendecido la iglesia con su amor, sus dones y su incansable labor.
La historia de “Encuentro con Dios” fue y sigue siendo un testimonio de que no hay imposibles para Dios. Sólo debemos creerle a Dios y obedecerlo, Él hace el resto.